Su advocación proviene de la tradición que explicaba una aparición de la virgen en aquel lugar, junto a un rosal. El rosal permanecería dentro del patio del convento y, según la misma tradición, siempre se mantenía verde y con hojas.

En 1531, el maestro Pedro de Alviz firma un contrato obligándose a construir la cabecera y la torre de de la iglesia de San Nicolás de Bari en Priego, de acuerdo con la traza que había presentado don Luis Hurtado y Carrillo de Mendoza, señor de Priego. Probablemente, al mismo tiempo traza la iglesia del convento de Nuestra Señora del Rosal. (Rokiski, 1985)

Desde el origen estuvo ocupado por una comunidad de monjas franciscanas concepcionistas entre las que se acogió a diferentes mujeres de la familia Mendoza, quienes gozaban de prioridad para ingresar en esta casa.
La comunidad habitó la casa hasta el año 1835, cuando la aplicación de los decretos de exclaustración de Medizabal las obligó a trasladarse a otro convento en Cuenca. Desde 1835 el edificio quedó abandonado sufriendo saqueos y vandalismo en los que se robaron materiales y los restos que quedaron.

A juzgar por las paredes que todavía quedan en pie, la iglesia era de una nave con medias columnas toscanas adosadas de donde arrancaban los nervios de las bóvedas de crucería. El coro y la torre se disponen a los pies. (Rokiski, 1985)

En el año 2008 fue incluido en la Lista Roja de Patrimonio por encontrarse parcialmente en ruina progresiva por abandono, por deterioro de la piedra de los arcos del claustro y expolio.




Sueñan lentos pájaros de agua. Sombras que el frío de la noche hace de escarcha brillan en el jardín. Florece el tiempo de la Historia en estas ruinas; por los muros desciende una lenta armonía de humedad o tristeza. Amapolas y prados florecidos y frescos, crecen en torno a este silencio medieval. Resurrección de líneas y colores y espacio. Aquí la soledad, en los atardeceres, se hace música cárdena, estremecido viento de tinieblas o luz, derrumbada existencia.
Imagina que el tiempo desconoce tus ojos, o que te [ha sido dado soñar, y la belleza efímera del sueño fuera un rumor de sombras que estalla contra el cielo. La herrumbe de la tarde se calcina en los bosques; el resplandor amargo de la vida se hace canción aquí, deslumbradora geometría celeste. Gotea el canalón del tiempo en las baldosas ensanchando el silencio de la noche en el claustro.
Altas capellanías de aire, dudosos capiteles entre los escombros, pilastras olvidadas y ábsides ahogados en los surcos; trozos de besantes y arcos habitables aún.
Ha sido aquí la tarde dura meditación, recogimiento o gozo, resurrección, asombro; vida que de sus ruinas me levanta hasta el frío universo de mis ojos cerrados.
Diego. J. Jiménez «Ante las ruinas del Convento del Rosal» en Bajorrelieve (1990)

REFERENCIAS
Rokiski Lázaro, M.L. (1985) Arquitectura del siglo XVI en Cuenca. Cuenca: Diputación Provincial
Jiménez, D. J. (2001) Bajorrelieve / Itinerario para náufragos. Madrid: Cátedra
Declaración BIC 22 noviembre de 1982
https://listarojapatrimonio.org/ficha/convento-del-rosal/
http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/autoridad/6358
http://abandonadosalsilencio.blogspot.com/2017/10/convento-de-santa-maria-del-rosal.html