EL HUNDIMIENTO
Acaba de suceder un grave acontecimiento. La torre de la Catedral se ha desplomado, ocasionando graves desperfectos en el edificio.…….La catástrofe ocurrió después de la Misa mayor. …. Se oyó un fuerte crujido, e inclinándose la torre, cayó, destruyendo gran parte del claustro y dos casas que estaban adosadas a su pie, dejando resentidas por la trepidación a otras contiguas, que ha sido preciso desalojar inmediatamente.…
Se han sacado con vida entre los escombros dos muchachos de diez y siete años próximamente, uno ileso y otro con contusiones graves. Han manifestado que había cerca de ellos cinco o seis personas cuando quedaron enterrados, por lo que se procede con gran actividad al desescombro a fin de ver si se consigue sacarlas con vida.…Se hacen instalaciones de luz eléctrica a fin de continuar toda la noche las operaciones de salvamento.…..Ha sido extraído el cadáver de una joven de veinte años, hija del campanero.
En la torre se encontraban cinco chicos que acaban de repicar cuando se vino a tierra.
Los arquitectos han manifestado que una parte de la torre que queda en pie sosteniendo dos pesadas campanas amenaza ruina inminente por lo que peligra el centro de la nave izquierda del templo.
(El Correo español 14/02/1902)
El gobernador de Cuenca telegrafió ayer al ministro de la Gobernación, dándole cuenta de un triste suceso que ha producido en aquella capital penosa impresión. Ayer, a la una y media de la tarde, cuando aún había algunos fieles en la iglesia, hundióse con gran estrépito el campanario de la Catedral, destruyendo la casa del campanario y otra contigua. Como es de suponer, el pánico de los primeros momentos fue inmenso, indescriptible. Las mujeres huían a la desbandada, llevando a los niños en brazos, y dando gritos de espanto y angustia, pues el miedo les hacía creer que lo que se iba a desplomar era el templo. De entre los escombros fue sacado un muchacho de quince años, llamado Francisco Rodríguez, el cual no ha perecido milagrosamente. Sufría varias heridas en la cabeza, cara y piernas. Se ignora el paradero de la hija del campanero y de dos muchachos más, sospechándose que hayan sido víctimas de la catástrofe. La parte de torre que ha quedado en pie amenaza desplomarse. (El Globo 14/02/1902)
Acaba de ocurrir una espantosa catástrofe. Hoy es un día de luto para Cuenca…. El espectáculo que presenta el hundimiento causa espanto ….. Los canónigos, que estaban celebrando capítulo, salen despavoridos y cubiertos de polvo. El obispo, como todos los vecinos, llora la espantosa catástrofe….Se ha hundido también el claustro de la izquierda de la catedral, así como la capilla donde se ponía por Semana Santa el monumento….. En una peluquería de la Plaza Mayor se prestó auxilio a varios contusos.……
El organista, D. Anastasio Muñoz, fue a abrir su capilla y notó el comienzo del hundimiento. Gritó: “ ¡Abrir la puerta!, y los fieles huyeron logrando ganar la calle. En la capilla del monumento estaba la fachada plateresca, obra admirable. …….
Un antiguo maestro de obras presenta plano de la primitiva construcción de la torre. Merced a él, se ha logrado establecer una comunicación, abriendo un hueco detrás de una imagen en un altar.…..
Oigo decir que el campanero tenia ya hace tiempo anunciado que no le gustaba el estado de la torre, y manifestaba que en temporal de lluvias entraba el agua por el interior, viéndose la luz por algunas grietas. La importancia de este rumor me impide hacer afirmaciones, porque estoy seguro de que aquel ha de esclarecerse con toda escrupulosidad.……
Una pobre mujer, casada y con tres hijos de poca edad, estaba en la torre cuando comenzó el hundimiento. Salió de allí loca de terror, casi arrastrando a sus tres niños y salvándolos, por un segundo de tiempo, de morir allí mismo. Los niños bajaban de tocar las campanas, y cuando estaban próximos al portal, donde les aguardaba su madre, ésta les gritó: “¡Corred que se hunde la torre!”. Desgraciadamente las advertencias maternales no sirvieron de nada (El Liberal 14/04/1902)
El mismo día 14 la cuestión llegó hasta el Congreso de Diputados, en sesión recogida en el periódico El Día de Madrid (14/04/1902)
El Señor Conde de San Luis ocupase de la catástrofe ocurrida en Cuenca con motivo del hundimiento de la torre de aquella catedral y ruega al ministro que preste a este asunto la atención que merece y exponga a la Cámara lo que sepa acerca del particular.
El Ministro de Gracia y Justicia da cuenta de los telegramas oficiales que se han recibido en Gobernación y dice que ha mandado que salga esta noche una compañía de zapadores minadores para que ayuden a practicar los trabajos necesarios encaminados a extraer de los escombros los cadáveres de las víctimas.
Añade que en el año 1888 el cabildo de la catedral de Cuenca acudió al ministerio denunciando el estado ruinoso en que dicho monumento se encontraba y solicitando 6,000 pesetas para su restauración. Se formó -continúa- el expediente necesario, y esta es la hora en que no se ha resuelto nada.
Rectifica el conde de San Luis solicitando apoyo del ministro de la Gobernación. Este manifiesta no tiene fondos con que acudir a esta calamidad (El Día de Madrid 14/04/1902)
EL RESCATE
……. A las diez de la noche bajaron del barrio del Castillo cuarenta obreros por pertenecer a ese barrio uno de los niños enterrados. A pesar de la lluvia torrencial, pusiéronse a trabajar, más como fieras que como hombres. A las once se oyó entre los escombros la voz débil de un niño diciendo: “Tío Lucas, ábrama usted” …..
Desde aquel momento, los obreros haciendo un esfuerzo supremo, arrancaban los sillares con las uñas, logrando a la una de la madrugada extraer completamente ilesos a los niños Gregorio López y Alejandro Mena.…
Los niños creían que los habían dejado encerrados, y han salido con las uñas gastadas de arañar las paredes, buscando las puertas. Al salir, llenos de hambre pidieron pan. Llevaban cuarenta horas encerrados.… El relato de los niños salvados es conmovedor. Declaran que el niño José López se hallaba separado de ellos por los escombros, que le hablaban y él contestaba que estaba ya sin uñas de tanto rascar la tierra. Ellos le decían que tocara la campana, replicando José que no había campana.
A las dos de la mañana oyeron los obreros la voz débil del niño José. Después dejó de oírse la voz hasta las siete de la mañana que volvió a contestar.
La esposa del campanero, después de iniciado el hundimiento, subió dos pisos de la torre, logrando salvar cinco individuos de su familia, y viendo hundirse a su hija María cuando a esta sólo le faltaba un paso para ganar la escalera de escape de la Catedral.….
Ayer llegó también la compañía de ingenieros.….En la catedral se instalan más focos eléctricos, para poder continuar los trabajos sin descansar durante la noche. Los escombros han llenado totalmente el claustro llamado del Cuarterón.
El niño que se supone todavía vivo dejó de oírse por última vez a las once de la )mañana. Se cree que esté sufriendo algún síncope y aún se teme que padezca de hambre y sed. Considerase probable que pronto se llegue al sitio donde fueron oídos los gritos del niño que se busca. Todavía no se ha podido extraer, por impedirlo el cruce de enormes vigas, el cadáver de la joven María. (El Día Madrid 16/04/1902)
Diez o doce es el número de desgracias ocurridas, en su mayoría chicos, que estaban repicando las campanas en el momento de la catástrofe.
Los trabajos de salvamento se organizaron con gran actividad y acierto bajo la dirección del alcalde Sr. Ballesteros, que desde los primeros instantes adoptó las más eficaces medidas….
Se han extraído varios cadáveres que se rociaron con líquidos desinfectantes para atenuar los efectos de la descomposición.
Una pobre joven de veinte años, hija del campanero, ha sido encontrada entre los escombros horriblemente destrozada. El cuerpo de otro joven no ha podido ser retirado por hallarse suspendido en un sitio al cual no se puede llegar sin segura exposición de los que allí llegaren.
Se ignora lo que habrá sido de cinco individuos cuya falta se nota, y lo peor es que no es fácil dar con ellos prontamente, pues la energía y acertadas disposiciones de las autoridades encuentran el obstáculo de la falta de medios para verificar con toda rapidez los trabajos de salvamento… El alcalde sufraga con dinero de su bolsillo los jornales de los obreros empleados en el desescombro (El globo Madrid 15/04/1902)

……. Con gran ansiedad se espera aquí a los zapadores minadores, porque sus esfuerzos serán más eficaces que los de los escasos obreros que con peligro de sus vidas realizan en la actualidad los trabajos de desescombramiento. También se siente impaciencia por que vengan arquitectos a reconocer la Catedral….Urge el derribo del lienzo de la torre que aún permanece en pie, y que constituye un peligro para los heroicos obreros.….
En vista de que los trabajos de los obreros no daban resultados inmediatos, se presentaron anoche espontáneamente en el sitio de la catástrofe gran número de hortelanos, la mayoría de ellos del Barrio del Castillo, con herramientas apropiadas y dispuestos a no cejar en sus faenas hasta separar los escombros que tapiaban la puerta de la torre derruida … A la una de la madrugada se oyeron ahogados lamentos, y al mismo tiempo un niño que estaba dentro sacó los brazos y asiose desesperadamente a uno de los obreros, exclamando: «¡Sacadnos de aquí!«
El obrero hondamente emocionado gritó: «¡Los niños viven, los niños viven!«
… Poco después eran extraídos los niños Gregorio López, de diez años de edad, y Alejandro Mena, de once años. Tenían los pobres niños el terror pintado en los rostros. Enseguida pidieron agua y pan…… Se les preguntó donde estaban los otros niños, contestando que Pepe López les llamaba desde más arriba diciéndoles que no podía moverse por tener una piedra sobre el brazo… Alejandro y Gregorio se encontraban en el portal de la torre que estaba intacto bajo los escombros. Ellos creían que el campanero les había cerrado la puerta dejándoles dentro y no se habían dado cuenta del hundimiento.
Toda la mañana se ha trabajado sin descanso; de vez en cuando se interrumpe la ruda labor, cesan todos los ruidos y en medio de un solemne silencio llaman al niño Pepe López. Éste contesta con voz apagada pidiendo por Dios que lo socorran. Entonces se redoblan los esfuerzos en la dirección donde está la pobre criatura…. Los obreros afirman que a las cuatro de la tarde le han oído aún gritar…
El arquitecto D. Luis López de Arce dirige las operaciones… mientras en el exterior unos cien obreros van descubriendo una puerta que estaba oculta por las piedras… A las seis de la tarde uno de los obreros gritó «¡La torre se hunde!«…. En ese momento se vino abajo un trozo enorme de pared, aumentando las dificultades de la obra de salvamento….. Es de advertir que no puede trabajar al mismo tiempo mucha gente, porque la parte derruida corresponde a un estrecho callejón que se halla obstruido en su promedio por una verdadera montaña de peñascos.(El Imparcial 16/04/1902)
LOS RELATOS
Telegrafían de Cuenca que los niños sacados de entre los escombros de la catedral han manifestado que el más pequeño se había confesado por la mañana, y que le impusieron como penitencia que rezara el rosario…. Cuando estaban rezando el niño José López, que aún no ha parecido, los llamaba y les contestaban ellos: «No hables que nos pierdes la cuenta». Dice que pensaban que iban a morir, y recordaba el uno a su madre y el otro se lamentaba de no tenerla.
Refieren que el niño José les decía que tenía un brazo tronchado y que al oir los golpes del azadón les preguntaba:
- ¿Qué ruido es ese?
- Es que vienen a sacarnos
- Venid conmigo para que nos saquen a todos juntos
- No podemos
Cuentan que otros dos niños que bajaban delante de ellos en el momento del hundimiento, fueron a abrir la puerta y quedaron sepultados por un enorme terraplén que cayó
Ayer tarde se celebró la junta de los técnicos, bajo la presidencia del gobernador. En vista del informe de los médicos, que consideran probable que viva todavía el niño José, al que se oyó hablar entre los escombros, ha recaído el acuerdo de continuar los trabajos en su busca, sin interrupción durante veinticuatro horas. (La Época Madrid 17/04/1902)
Continúan produciéndose desprendimientos de enormes trozos de piedra, que cada vez hacen más inmediato el desplome total de los restos de la torre que quedan en pie. Grandes grietas desunen por todas partes los materiales, y las conmociones son tan perceptibles, que se ven oscilar las campanas que quedan en lo alto del destrozado paredón.
Inclínase cada vez más hacia la catedral. Si ocurriera el derrumbamiento que a cada momento se teme, el templo sufriría gravísimos daños.
Los ingenieros militares y las cuadrillas de obreros trabajan sin descanso verificando el desescombro en tales condiciones de seguro peligro, que bien puede calificarse su tarea de heroico acto digno del mayor elogio. Por la noche se continúa el trabajo a la luz de los focos eléctricos y unos operarios suceden a los otros cuando la fatiga obliga a suspender su cometido a los primeros.
Los ingenieros civiles y militares y los arquitectos que dirigen estas operaciones tampoco se dan punto de reposo…. en la última reunión que celebraron fue unánime el acuerdo que debía estudiarse el medio de demoler prontamente lo que queda de la torre; pero dadas las condiciones y el estado ruinoso en que se halla, convínose igualmente en que la operación ofrecía serias dificultades. En efecto, la menor conmoción, el menor esfuerzo, produciría en el acto el temido desplome, que precisamente se verificaría sobre el templo, fácil es calentar las consecuencias que esto tendría para la Catedral. Precisamente por tales razones se han desechado todos los procedimientos de derribo…… y se ha decidido construir un andamiaje especial que permita llevar a cabo la demolición con cierta lentitud….
La extracción de las víctimas causadas por la catástrofe no ha terminado. No han aparecido todas, pero ya no puede quedar la menor duda de que las encontradas han perecido indefectiblemente.
Según lo acordado en la Junta de Técnicos las obras de demolición y reparación costarán un millón de pesetas, y se ha manifestado al obispo que así puede comunicarlo al ministro de Gracia y Justicia. (El Globo Madrid 19/04/1902)
CONFERENCIA CON EL OBISPO
Acabo de conferenciar con el obispo D. Wenceslao Sangüesa, preguntándole acerca del lamentable siniestro me contó que el día del Corpus el año último, notó en la torre varias grietas, y entre ellas una muy grande, la cual le llamó la atención principalmente.
A sus advertencias le contestaron que la tal grieta no tenía importancia, pues era como otras tantas que aparecen en los edificios antiguos.
Me manifestó además que de buen grado hubiera acometido las obras de reparación que eran necesarias en la Catedral, aun cuando no disponía de recursos, pero que desistió de realizarlas, en vista de los informes que le dieron, asegurándole que estuviera tranquilo, desechando todo temor.
Concluyó diciendo el prelado: paciencia, ha sido un accidente inevitable, del cual no puedo decir más ni creo que de él pueda culparse a nadie. (La Correspondencia de España 19/04/1902)
TRASLACIÓN DE SAN JULIAN
Se ha celebrado la traslacion del cuerpo de San Julián.
Presidió el acto el obispo, acompañado del cabildo en pleno y del clero parroquial. Asistieron también el gobernador, el alcalde, el Ayuntamiento, todas las autoridades, representaciones numerosas de las sociedades y soldados ingenieros. Aunque la ceremonia se ha llevado a efecto rápidamente, la noticia circuló enseguida por la ciudad y fue presenciada por numeroso gentío mostró su recogimiento y la pena que le embargaba.
Antes de disolverse la comitiva, el obispo, desde el presbiterio, y visiblemente emocionado, pronunció un discurso lleno de unción evangélica, diciendo que si con dolor en el corazón se había visto precisado a la traslación de San Julián, abrigaba la esperanza de que el santo cuerpo volvería a la catedral una vez restaurada. El público lloraba emocionado, desarrollándose conmovedoras escenas. (La Correspondencia de España 19/04/1902)
MAS DERRUMBAMIENTOS
Hace tres horas que llegué e inmediatamente me fui a la catedral, impresionándome muchísimo el aterrador aspecto de aquellas ruinas. Pocos momentos hacía que estaba absorto y entristecido contemplando tan desconsolador cuadro cuando se derrumbaron de los restos de la torre, aún en pie, cinco enormes bloques de piedra. El resto de la torre amenaza derrumbarse por completo.
Fui después al centro de la catedral donde presencié tristísima escena. Las amarguras horrorosas que pasó el padre de una víctima, del niño José López, cuando descubierto el hueco de la escalera se cercioró de que su hijo no estaba allí. Acompañaban al desconsolado padre el teniente de ingenieros Sr. Patiño y el arquitecto municipal Sr. Arce, quienes con exposición de sus vidas y de la de los soldados cuyos trabajos dirigían, desescombraron montones inmensos de piedras para llegar al sitio donde se suponía que estaba el infeliz niño. Además del niño López hay otros dos que seguramente serán ya cadáveres.
Los padres de las víctimas, aunque desconsolados y medio locos de dolor, manifiestan su gratitud a los obreros por sus heróicos trabajos, pues reconocen que humanamente han hecho cuanto podían por encontrar a sus hijos. Pero les suplican ya que no prosigan exponiéndose para no aumentar el número de victimas dado el peligro que existe de que ocurran nuevos derrumbamientos. (La Correspondencia de España 18/04/1902)
EL GOBERNADOR Y EL ALCALDE
Terminados los trabajos de exploración se ha reunido el Ayuntamiento presidido por el gobernador teniendo a su derecha al alcalde Sr. Ballesteros. El objeto de la sesión fue para acordar lo que había de hacerse una vez que habían transcurrido las veinticuatro horas fijadas de plazo para encontrar los cadáveres que faltan.
Después de oir los dictamentes de los ingenieros, arquitectos y médicos, se acordó por unanimidad que lo que procedía era estudiar los medios de derribar la torre sin olvidar los trabajos de excavación para hallar los cadáveres, pero cuidando de efectuarlos con la menor exposición posible. Está lloviendo copiosamente y se teme que no pasen muchas horas sin que se derrumbe la torre cuyas grietas se acentúan visiblemente, haciendo oscilar las campanas. (La Correspondencia de España 18/04/1902)
EL NUEVO MUNDO MADRID 23/04/1902
APOYOS
En los días siguientes los periódicos recogen los diferentes apoyos recibidos por la catástrofe;
En una de las secciones del Congreso se han reunido los senadores y diputados por Cuenca para tratar de conseguir fondos con destino a la reparación de aquella catedral. Se acordó telegrafiar al obispo y alcalde de Cuenca, diciéndoles manifiesten qué cantidad hace falta para las obras, y cuando tengan contestación, visitar a los señores ministros de Hacienda y Gracia y Justicia para que les ayuden en sus gestiones. (El Día Madrid 17/04/1902)
Los diputados y senadores de la provincia de Cuenca se han reunido esta tarde en el Congreso, acordando enviar el pésame por la catástrofe producida por el hundimiento de la torre de la catedral al señor obispo de la diócesis, al alcalde de Cuenca y al gobernador de la provincia, y pedir al Gobierno fondos para la reconstrucción de la catedral cuya cuantía fijarán de acuerdo con los señores obispo y alcalde de la ciudad. (La Época Madrid 17/02/1902)
El empresario del teatro de la Princesa, señor Palencia, ha ofrecido dar una función en dicho coliseo a beneficio de los perjudicados con motivo del hundimiento de la torre de la Catedral de Cuenca. (El Día Madrid 18/04/1902)
El acreditado banquero de Bayona M. A. Jules Gommes, que ha sido favorecido con un premio en el último sorteo de la Lotería Nacional, nos dirige atenta carta en la que nos manifiesta que, deseando que parte de este premio se emplee en obras benéficas, nos remite un cheque de 1.500 pesetas para que EL IMPARCIAL de a esta suma el destino que mejor le parezca.
Nosotros, agradeciendo en cuanto vale el rasgo caritativo del Sr. Gommes y la confianza que en nosotros deposita, enviaremos hoy mismo las 1.500 pesetas de referencia al señor obispo de Cuenca para que, personalmente, las distribuya entre las tres o cuatro personas pobres que más daño hayan sufrido con la catástrofe de aquella histórica ciudad. (El Imparcial 17/04/1902)
El Ministro de Agricultura ha dado de Real Orden las gracias, en los términos más expresivos, al personal facultativo y subalterno de Obras Públicas de Cuenca, por su heroica conducta con motivo del triste accidente del derrumbamiento de la torre de la Catedral, haciendo especial mención a los ingenieros Sres. Muñoz, Prados y Ballenilla y Torner; ayudantes Sres. Hernández y Querejeta y arquitecto municipal Sr. López Arce (Heraldo de la Industria 1/05/1902)
FUNERALES
Costeados por el cabildo catedral de Cuenca se han celebrado ayer solemnes funerales por las víctimas causadas por el hundimiento de la torre. La ceremonia religiosa ha sido presidida por el obispo y el Ayuntamiento. Este último se propone celebrar otras exequias en la Parroquia del Salvador. El día que estas se celebren, el cortejo de duelo se reunirá en las Casas Consistoriales, formándose para la bajada al templo una manifestación cívico-religiosa que indudablemente revestirá un carácter tan imponente como solemne. (El Día Madrid 22/04/1902)
Quintanar de la Orden: Cumpliendo órdenes del Sr. Obispo de Cuenca, se celebraron ayer en la parroquia de esta villa solemnes funerales en sufragio de las víctimas del hundimiento de la torre de aquella Catedral, asistiendo a dicho acto el clero, autoridades y elemento oficial atentamente invitados por el Sr. Regente, D. Jenaro Ruiz Castillo, y además numerosos fieles, patentizando los hijos de esta villa una vez más su fe acendrada. Al final de la misa se cantó un solemne responso. (El Correo Español 26/04/1902)
EL MINISTRO CANALEJAS VISITA CUENCA
A las ocho de la mañana ha llegado a Cuenca el ministro de Obras Públicas, Sr. Canalejas. …Entró en la población ocupando el carruaje del diputado D. José Ortega. … La comitiva se dirigió al Ayuntamiento donde se hicieron a Canalejas las presentaciones oficiales. Después dijo el obispo una misa en el salón de sesiones, que oyó todo el mundo oficial….
El Sr. Canalejas, seguido de los elementos oficiales y acompañado del obispo y del Sr. Catalina, ha visitado la catedral, apreciando los detalles del derrumbamiento de la torre de la Giralda, y los trabajos que realizan los ingenieros militares para descombrar las casa derruidas inmediatamente al lugar del del siniestro, y los sitios por donde se extrajeron las víctimas….
El Sr. Canalejas ha manifestado que el gobierno remitirá esta semana 20.000 pesetas para el pago de las reparaciones que se hagan en la Catedral, ofreciendo, además, arbitrar otros fondos, a fin de que invirtiéndose en las obras mayor suma de dinero, las obras que se ejecuten sean más importantes y se evite así todo peligro de nuevos derrumbamientos. Añadió que pudiera acordarse una transferencia de crédito como medida definitiva.
Va tomando forma el propósito de declarar a la Catedral como monumento nacional.
Los niños salvados milagrosamente de la catástrofe, han sido presentados al Sr. Canalejas. Con tal motivo se desarrolló una escena interesantísima. ……
En el Gobierno Civil recibió el Sr. Canalejas a la Diputación provincial, Ayuntamiento, clero, Cámara Agrícola, Colegio de Abogados, Audiencia, Instituto y otras corporaciones, pidiéndole todos auxilios para la extinción de la plaga de langosta, declarada en 20 pueblos. Además le pidieron prolongación del ferrocarril hasta Utiel. El Sr. Canalejas les contestó, ofreciendo su concurso para la extinción de dicha plaga, prometiéndoles también estudiar, en unión de los diputados y senadores, el asunto del ferrocarril. ….
Ahora termina el banquete en el Ayuntamiento. Brindaron el alcalde, el diputado Sr. Ortega, el gobernador y el obispo. El Sr. Canalejas dijo en su brindis: “En esta mesa hemos partido el pan y la sal, y hemos fundido nuestros sentimientos. Habrá el crédito indispensable para las obras de la Catedral. El corazón del Rey tendrá rasgos para que se dedique pronto el crédito de la jura”
El Sr. Obispo encarga al Sr. Canalejas que diga al rey que un Alfonso puso la primera piedra de la Catedral y es de esperar que otro Alfonso termine la restauración. (El Correo Español 28/04/1902)
LAS CONTROVERSIAS

Se ha hundido en Cuenca la torre de la catedral. Sepultados entre los escombros han quedado varios niños. Dos solo han podido ser arrebatados a la muerte. En el momento del hundimiento hallábanse reunidos en el coro los canónigos y el obispo. Han resultado ilesos.
Si culpables ha podido haber en la catástrofe, lo serían ese mismo obispo y esos canónigos. Queremos creer que es su imprevisión y su incuria no merecen por involuntarias, castigo. No podrá consentírseles, sin embargo que den gracias a Dios por la salvación de sus vidas ni supongan obra del Eterno la muerte única de criaturas inocentes. Sería una impiedad. La catástrofe ha obedecido a causas del todo humanas y por leyes físicas explicables.….
Siete siglos pesaban sobre la catedral. No defectos de construcción, sino agravios del tiempo han ocasionado la catástrofe. Debió prevérselos. Ya que no se hizo así, déjese para mejor ocasión invocar a las divinidades.
De ser lógicos, debiera el pueblo de Cueca deducir de la catástrofe argumentos contra la divinidad. Al culto de Dios estaban dedicadas las víctimas cuando se desplomó la torre. Las víctimas escogidas no han podido, por otra parte, ser más inocentes. No el Dios de amor y paz sino el Dios de los católicos, el feroz Moloc, que mantiene la desolación y la guerra entre los hombres, ha podido producir catástrofe semejante. Ya lo ven los beatos intransigentes: los que ejercitan actos de piedad, los inocentes, los niños, ni en el mismo templo, por mil actos de religiosidad consagrados, están libres de perecer prematura e injustamente.
Un buen arquitecto, celoso y entendido, hubiese evitado el luto de Cuenca mejor que todos los sacerdotes con sus oraciones y sus rosarios. La catástrofe de Cuenca es una nueva lección proporcionada por las leyes ineludibles de la naturaleza, estudiadas por la ciencia, a los que desdeñándola lo fían todo a un Dios analfabeto. (El Nuevo Régimen 19/04/1902)
Entre los católicos ha sido objeto de la atención general la catástrofe de Cuenca. No ha impresionado tanto el hecho de que se hunda una catedral, …..lo que les afecta con más dolor, es la palmaria, indiscutible e innegable ignorancia de nuestro clero alto, de suyo rutinario, incurioso, iliterato y desconocedor en absoluto de todo lo que no sea escolasticismo grosero, mandado ya retirar por enervante e inútil.
Está fuera de duda que al cabildo catedral, obispo inclusive, de Cuenca, le cabe inmensa responsabilidad en ese derrumbamiento…. Se han confirmado las referencias populares acerca del desdén, casi incomprensible para muchos, con que el deán de la catedral oyó los desinteresados avisos de un maestro de obras inteligente. Y él, como todos los clérigos adocenados, creyendo en ese inmenso cúmulo de inmortalidades predicadas por el ultramontanismo español, la inmortalidad de la Iglesia, la del papado, la de la monarquía, la de las tradiciones, la del monaguismo y la del presupuesto del clero, fiaba igualmente en la eternidad de esos monumentos ojivales de piedra, sin saber que si por fuera parecen estables, como las pirámides de Egipto, por dentro están tísicos y amenazados de muerte.
Hay que haber estudiado un poco el arte, cosa que siempre han repugnado nuestros curas, para saber que la construcción ojival es una obra débil, elástica y falsa, hasta sostenerse por milagro desafiando a las leyes de la estática lo mismo que la Iglesia desafía constantemente al progreso humano. Todavía, cuando esa obra está bien hecha, puede perdurar; desgraciadamente los masones (constructores) de aquellos tiempos sabían hacer sus trampas diciendo para su capote a su flamante obra, mantente mientras cobro, o mientras vivo.…
Eso es lo que ignoran los canónigos que confiadamente se cobijan dentro de sus catedrales, sin pensar que aquellas bóvedas puedan aplastarles como garibaldinos aplastaron el poder temporal, y como el liberalismo hará trizas la organización ultramontana. Ya lo irán viendo. Un día ésta, otro aquélla, todas las catedrales irán resquebrajándose. ¿Restaurarlas? ¡Tajada que se lleva el gato!, eran ya de por sí obras locas, según dijeron los sevillanos al construir su basílica: edifiquemos algo que a la posteridad le haga creer que estábamos locos… Obras tan destinadas que muy pocas se han visto concluidas. La época de su estilo pasó sin ver apenas perfecto uno solo de sus grandes templos. ¡Y lo que no pudieron hacer generaciones de creyentes en muchos siglos, vamos a realizarlo nosotros! Que lo diga la estrambótica Almudena.
Un millón de pesetas costará tan solo el derribo de lo que en Cuenca debe desaparecer. ¿Cuánto costaría su restauración? Más que vale toda la ciudad y toda la provincia. ¡Un simple remiendo exigiría más de doce millones!… Ese disparate es el que piden ahora por suscripción nacional los neos, esos neos que se pasan la vida maldiciendo del Estado moderno, y luego quieren que les edifiquen los templos y se los conserve y se los forre de plata, no haga, en suma, lo que no hizo el Estado antiguo desde el siglo XII al XIX….
El obispo de Cuenca, una de tantas nulidades de nuestro clero, pretende ahora en primer lugar, que ni el deán ni nadie es responsable de la inercia que ha causado tantas víctimas. Excusando a estos señores salva el mismo su torpeza, pues ya vio la torre amenazando ruina y fue tan sandio que creyó evitársela con taparle las rendijas. Después quiere otra cosa, ¡una friolera! Que el Estado pague los vidrios rotos porque se llama oficialmente católico, y que le haga otra catedral o le remiende ésta gastándose más de doce millones de pesetas. Y otros obispos y otros neos quieren que subvencione la Almudena, que pague las obras de Sevilla, que declare monumento nacional hasta la última ermita….
Nota muy clerical. Este obispo, medio memo, no ha tenido una palabra de consuelo para las familias de las víctimas, ni ha solicitado un socorro, cuanto menos indemnización para ellas…..(El País 21/04/1902)
El desplome de la torre no sólo ha causado algunas víctimas, sino que ha resentido toda la fábrica del templo. Mala época la nuestra para las viejas catedrales, venerables monumentos del genio, la constancia y fe de nuestros abuelos. Reparada la de León, se hundió la de Sevilla; cuando esta se restaura, cae a tierra la de Cuenca. Indudablemente faltan en nuestro organismo social algunos elementos, si no para continuar, para conservar al menos el trabajo de las generaciones precedentes; y esos grandes monumentos no son solamente obras de fe tradicionales y artísticas; allí tiene también el espíritu democrático del día reliquias de las nuevas creencias, en las que dejó la llana del albañil del siglo XII, el martillo del herrero, el mazo del que labraba la piedra, y todos los instrumentos y oficios que contribuían a aquellas obras colectivas. (La Ilustración española y americana 22/04/1902)
….Las campanas de la Catedral de Cuenca estaban en lo alto de la torre, hoy desplomada, desde el siglo XVII….¡Pobres campanas! Hoy yacen entre los derruidos muros que dominaron doscientos cincuenta años, oscilando unas para caer rotas y maltrechas, las otras entre el polvo de los escombros…..
Entre las víctimas figura una hermosa joven de veintiún años….Otro muchacho, Francisco Requena, fue extraído vivo y sano, aunque con la cabeza desollada, de un alto montón de escombros…. Yacía bajo un hacinamiento de escombros de más de un metro, y no perdió la tranquilidad ni la sangre fría ante es espectáculo del horrible derrumbamiento ni ante la perspectiva de una muerte inminente…. La serenidad de este joven sirvió para dar luz que dirigiese los trabajos de salvamento….
Dos niños se salvaron vivos de los escombros; los dos salieron pensando en sus padres y preguntando si les reñirían por su travesura de jugar en la torre…..
Cuando llegó el momento horrible del derrumbamiento, cuando parecía que toda la catedral iba a hundirse, y polvo densísimo impedía conocer la magnitud del desastre, el sucesor de San Julián no piensa en ningún auxilio humano, ni trata de huir obedeciendo un natural instinto; se postra de rodillas y pide a Dios misericordia. El Cabildo le acompaña…..
Mostraron los hortelanos conquenses, y especialmente los vecinos del Barrio del Castillo, la abnegación, el desinterés, y el valor que fueron siempre característicos del genuino pueblo español… Ellos también habían jugado en la torre cuando niños, también habían repicado las campanas que ahora yacen en el escombro….
Ningún afecto íntimo, ningún elevado cargo obligaba a ejecutar actos extraordinarios a otro de los héroes de la catástrofe, al arquitecto municipal D. Luis López de Arce; llegado al lugar del hundimiento tan pronto como tuvo noticia de la horrible desgracia, no se apartó de los escombros ni aún para comer… cuando se sintió hablar a los niños en el portal de la torre, encendió una linterna, penetró en aquel lugar, el más espantoso de las ruinas y contribuyó al salvamento de aquellos ángeles enterrados en vida….
Cuantos amamos el arte sentimos, al par de las desgracias personales, los desperfectos de la hermosísima capilla y el peligro que corre la magnífica catedral. (Revista Contemporánea nº 124. Madrid. 1902)
….En los presupuestos del Estado cada año se merman más las cantidades consignadas, tanto por el Ministerio de Gracia y Justicia para la reparación de templos, como por el de Instrucción Pública y Bellas Artes para la de monumentos nacionales y edificios afectos al ramo de construcciones civiles; y por grande que sea la voluntad de los respectivos ministros, se ven imposibilitados de atender a todas las expresadas necesidades, las cuales, como es lógico, van acreciendo con el tiempo….
En la Catedral de Cuenca, como en otros edificios, se habrán notado desde hace tiempo desperfectos, quiebras y movimientos de las fábricas; se habrán emitido informes y transmitido estos a la superioridad, encareciendo la urgencia de las obras; pero por un lado las causas antes expresadas, por otro la lentitud de los procedimientos administrativos, o más bien burocráticos, y tal vez motivos políticos… no llevaron a tiempo el remedio y la catástrofe sobrevino con horribles consecuencias.
Respecto a la causa de aquélla, pensamos que no está aún completamente definida ni averiguada, y esperamos con impaciencia los informes facultativos que nos la expliquen; pues es de extrañar una ruina tan súbita, sin que antes de ella se hayan manifestado esas señales alarmantes que suelen preceder a tales acontecimientos, y que permiten tomar las oportunas medidas para evitar desgracias, por lo cual nos inclinamos a creer en algo extraordinario e inopinado, como por ejemplo, leves movimientos en el asiento de la torre, en la roca sobre que se apoya o en el circuito, que aumentando considerablemente por el brazo de palanca determinado por la altura haya causado allá arriba una gran oscilación y, por tanto, el derrumbamiento.
Si realmente en otras casas de la población se han notado ahora señales de ruina no observados antes, ¿no pueden proceder todos de algún fenómeno sísmico o geológico? (Nota: Impreso este párrafo se ha confirmado en parte lo manifestado en él por los terremotos acaecidos en Murcia, Pamplona, San Sebastián etc.) (Arquitectura y Construcción nº 113 Barcelona Mayo 1902)

No es sólo en Sevilla donde tienen una Giralda; aquí en Cuenca teníamos también la nuestra, si no tan alta bien agraciada, encanto de la ciudad y ornamento de la catedral. ¡Pobrecilla! Se hundió, ¿por qué? Dijo el Boletín Eclesiástico… que la famosa y desgraciada Giralda… había sucumbido a la fatiga y rendídose a la acción del tiempo; pues bien, todo eso es pura monserga…..
Cierto que este obispo con tonos geremíacos en él frecuentes y con su habitual y estudiada actitud beatífica dijo entonces que la catástrofe había sido casual; pero si esta palabra según Balmes suena mal en labios de un filósofo, no ha de sonar bien en labios episcopales…. Y si a un filósofo no es lícito hablar de casualidad ¿ha de serlo a un teólogo católico y menos si es prelado español que tanto abusa del concepto de la Providencia? ….
Cierto también que S.I. afirmó en su consecuencia que a nadie, absolutamente a nadie alcanzaba responsabilidad alguna la más remota por tan triste y casual suceso; no obstante, según los corresponsales, añadía con dulzura y candidez que no le envidio: “El -con su mirada de águila- había visto durante la procesión del Corpus (casi un año antes) las grietas de la torre que le dijeron (¿quién?) que no eran nada y, que en efecto, fueron heraldos anunciadores de la catástrofe. ¡Oh inocencia incomparable! Hubiera aquí algún amor a la justicia, más dignidad y menos convencionalismo y gazmoñería y al punto se hubiera depurado el valor de esos telegramas. Esas palabras, si se dijeron, se hubieran explicado o rectificado en caso contrario, y a estas horas la justicia severa, cruel, inexorable, terrible hubiera caído sobre los menguados -si los hubo- que, pudiendo, no evitaron el cataclismo.
Rechazando de la misma manera el razonamiento episcopal y el oficial… vamos a dar explicación cumplida del hundimiento con un criterio más elevado, más imparcial, más filosófico y sobre todo más cristiano…… La torre secular, majestuosa, gallarda y tal .. la Giralda, el coloso, el atleta que valiente se alzaba sobre la ciudad, como D. Tancredo sobre su pedestal, se derrumbó… por o ver durante más tiempo tanta vergüenza, tanta ignominia clerical, tanta inmundicia, sobre todo desde que los frailes han entrado en esta histórica ciudad, que por algo ostenta el cáliz entre sus simbólicos blasones. …
Claro está que la ciencia explicará más o menos satisfactoriamente las causas mecánicas y geológicas del fenómeno; pero aún estas, con ser secundarias, arrojan nueva luz confirmando lo anteriormente dicho. Un geólogo distinguido, en un bien meditado artículo inserto en La Correspondencia de España, conjeturaba la posibilidad de relacionar la catástrofe de Cuenca con las apocalípticas erupciones de La Martinica, y probado esta por la prensa neo católica que los volcanes de esa isla han vomitado su lava para castigar los excelsos y sacrilegios que durante la Semana Santa allí se cometieron.
Quizá algunos timoratos encuentren esa medida demasiado radical, y más tratándose de la Giralda, tan respetable, tan pacífica y conservadora…y en efecto, por esta vez ha sido más radical la torre que los que ahora se llaman anticlericales y que no son más que clericales poco o mucho disfrazados; pero al considerar lo que se vio obligada a presenciar tan solo en estos últimos tiempos, quedamos convencidos de que su radicalismo… está completamente justificado (El País 09/07/1902)