La obra fue donada por su autor, Florencio Galindo, a la Catedral de Cuenca al finalizar la exposición «La poética de la libertad», realizada en Cuenca en el año 2016 y de la cual fue uno de los comisarios.
El generoso gesto por parte de Florencio Galindo, junto con los vitrales, hace que la Catedral de Cuenca haya sabido conjugar tradición y modernidad.
Galindo es considerado uno de los más destacados representantes de la denominada segunda generación del Realismo español. Fue además miembro del Consejo General de la IGDA y coordinador de la Sección de Artes Plásticas, que posteriormente se integraría en la Sección de Arte. Sus trabajos pueden verse en museos como el de Arte Contemporáneo de Madrid, Bellas Arte de Vitoria, Arte Moderno de Belgrado o la Colección Manhattan Bank, de Nueva York.
Durante la exposición la obra se ubicó en el interior de la catedral, ubicándose posteriormente en el claustro.
La disposición vertical de alambres metálicos (Laberinto), de espinosas puntas, refleja la alambrada de espino que somete al hombre a una horrenda esclavitud, donde los lazos azules simbolizan jirones de vida dejada por el hombre en el amargo tránsito y búsqueda hacia la libertad. La alambrada se convierte así en el sujeto de mi arte, expresando en tres dimensiones lo que siempre que contado en mi pintura: el arte como vehículo de la libertad. (Florencio Galindo)
Su obra de palos, cuerdas, alambrada… que forman una geometría inquietante: la dimensión que la mano del hombre ha impuesto a la naturaleza para domeñarla, como advertencia para aquellos que piensan en buscar la libertad más allá de lo establecido por la ley del dictador. (Carlos Aganzo)
La única criatura mítica que ha producido la América Latina es el dictador militar de fines del siglo pasado y principios del actual. Muchos de ellos, por cierto, caudillos liberales que terminaron convertidos en tiranos bárbaros. (Gabriel García Márquez)
REFERENCIAS



