La Catedral de Cuenca se encuentra llena de tesoros artísticos, entre ellos me parece especialmente fascinante la Capilla de los Muñoz.
La Capilla de los Muñoz se construyó en 1537 con autoría de Diego de Tiedra por encargo del Canónigo Eustaquio Muñoz. En esta obra se nos muestra la gran fantasía y originalidad del autor.
Tiene planta rectangular dividida en dos tramos. Cubierta con bóvedas baídas con abundante decoración escultórica en sus casetones y atlantes en las falsas pechinas.
Fachada muy original. Articulada en dos cuerpos separados por columnas de dos fustes superpuestos y diferentes en los que se puede observar la cara y los brazos de un hombre aterrorizado (el elemento más fantasioso y manierista). El cuerpo de la izquierda con una puerta gótica existente previamente y que Tiedra respetó y el de la derecha por una ventana enmarcada por cariátides y una hornacina con la imagen de la Virgen con el Niño, entre magníficas esculturas como la de San Jerónimo y San Juan.
El retablo de madera policromada, que preside la capilla, es probable obra de Tiedra, quien también fue imaginero. Retablo con un tratamiento muy armónico, esencialmente en el cuerpo bajo, con sutiles columnas abalastradas y con su pequeña talla. Hay un fuerte contraste entre este cuerpo más plano y el cuerpo superior de medio punto que lo remata, más austero y profundo, de una gran fuerza que se ve reforzada por figuras a mayor escala. Esta traza fue alterada posteriormente a la confección del retablo, se añadieron los niños y para colocar a uno de ellos en el tímpano no dudaron en mover el globo terraqueo que el Dios Padre tenía en la mano. Este cambio produce un efecto de ruptura del eje diagonal que forman los brazos de Dios. El manierismo de esta escultura dota al retablo de gran fuerza expresiva y muestra un Dios todopoderoso en contraste con las figuras del cuerpo bajo.
El banco del retablo está decorado con una imagen de Cristo yacente en bajorrelieve, figura en eje en zig zag, los brazos tienen movimiento, puesto que uno de ellos se apoya en una de las cabezas de los niños, todo ello muy alejado de una figura yacente que dota a la escultura de gran dramatismo.
Según M.L. Rokinski, la expresividad que se hace sentir en los altorelieves de los profetas y santos de las hornacinas laterales, en especial en las figturas de San Pedro y de San Cristobal, es herencia del arte de Alonso Berruguete.
La reja se atribuye a Esteban de Limosín.
Escultores del siglo XVI en Cuenca. Rokinski Lázaro, M. L. Diputación Provincial de Cuenca. 2010