Las lavanderas
Históricamente, las mujeres han tenido una especial vinculación con el agua, vínculo que permanece vivo en contextos no occidentales: recoger y acarrear agua para el consumo, la alimentación, la higiene personal, el lavado de prendas y utensilios de cocina, han sido tareas casi siempre femeninas. Los hombres, salvo contadas excepciones, no participan en estas actividades o no son capaces de reconocerse en ellas, dado el profundo estigma con que la sociedad marca los estereotipos de género y cuya trasgresión se aprecia de un modo vergonzante.

Lavar la ropa era una tarea dura que requería de saberes y destrezas que las mujeres aprendían de sus madres y abuelas, que les permitían conocer la naturaleza, los diferentes lugares de lavado, la calidad de las aguas. Saber cómo blanquear la ropa, la forma de eliminar las manchas, que utilizar en cada ocasión, saber como hacer jabón, solear la ropa, elegir el mejor lugar etc. A lo que se unía el esfuerzo físico, ya que se realizaba al aire libre, fuera del ámbito doméstico, lo que requería recorrer a veces distancias considerables hasta el lugar de lavado y cargar con la ropa.
Todos los espacios urbanos perpetúan en el tiempo los roles de género. A principios del siglo XX los hombres copaban los cafés y lugares de ocio mientras que las mujeres quedaban relegadas a los espacios relacionados con el mantenimiento y la gestión del hogar, entre ellos, los lugares de trabajo en los que desempeñaban tareas domésticas como el lavado de ropa.

Descubrir qué significaba para estas mujeres esos espacios “femeninos” de socialización, esos encuentros de mujeres que también servían para la reproducción de roles de género, educar a las más jóvenes en la intimidad, intercambiar consejos y cotilleos entre risas, momentos atrevidos para cantar y despojarse de alguna prenda, aflorar secretos y transgredir algunas normas. Paradójicamente, en una sociedad profundamente desigual en el que las relaciones de género están muy determinadas, las mujeres podían dotar de un significado transgresor y liberador los espacios y encuentros en torno a la vida del río.
Hay toda una construcción social de lo que supone y significa el lugar u el oficio e las lavanderas profundamente paradójica, se diferenciaba entre quienes expresaban una visión idealizada de las lavanderas marcadas por algunas obras literarias o pictóricas que representaban a estas en un ambiente idílico, protagonistas de momentos felices, de risas y cierta libertad; y por otro lado, quienes tenían una visión más negativa exponiéndolas como mujeres impúdicas a quienes había que controlar y reconducir.
La memoria
Los lavaderos tuvieron un papel significativo como lugar de encuentro femenino y espacio de socialización, donde lo vivido se enmarcaba en códigos simbólicos propios que hoy se diluyen en la memoria callada de sus protagonistas. Se trata de una memoria parcial cuyo recuerdo lo poseen únicamente las mujeres que usan o han usado los lavaderos, una memoria que no ha sido escrita por sus protagonistas y que reflejan con fidelidad pocas investigaciones. Analizando algunos documentos podríamos interpretar incluso que esta memoria ha sido silenciada. En una sociedad profundamente desigual y con una división sexual del trabajo muy marcada, los testimonios de las lavanderas permiten aflorar experiencias vitales en las que, a pesar de esa penosa tarea, de lo arduo y costoso que resultaba cumplir con estas obligaciones, los momentos del lavado de la ropa se convierten en situaciones eminentemente femeninas, llenas de complicidades y de cooperación. Un espacio propio donde los relatos y chismes pueden hacer las tareas rutinarias más llevaderas.
La cuestión del patrimonio, entendida de un modo dinámico más relacionado con los valores que la sociedad le atribuye que con una idea estática de objetos y bienes a conservar, tiene mucho que ver con la memoria y, en el caso de los lavaderos, tendría que ver con la experiencia de las mujeres.
Representa una falsedad de la memoria que en alguna restauración de lavaderos supondría eliminar el agua de la pila, sustituir elementos tipológicos por meras imitaciones, o poner una reja y cerrarlos.
Reivindicamos la conservación de los lavaderos, ya que permitiría una interpretación compleja de todas las experiencias acumuladas, aceptando una múltiple realidad dependiendo del enfoque de la mirada que se pretenda de ellos. Por una parte, consideramos que la conservación material de los lavaderos no debería desligarse de los cursos y la presencia del agua; ni tampoco se debería tergiversar la relación funcional o visual que los lavaderos mantenían con su entorno. Pero, además, de nada serviría tampoco conservar un objeto inanimado y carente del aliento humano que contuvo, ni musealizarlo ocultando sus diversas realidades. No creemos necesario preservar todos los lavaderos, pero quizás sí aquellos más significativos o singulares, haciendo un esfuerzo especial por rescatar la memoria de las mujeres humildes y dar voz a sus padecimientos y reivindicaciones. Para eso, se debería documentar más y mejor sus experiencias en ellos.
Además del arquitectónico, existe un gran patrimonio etnográfico formado por los utensilios del lavado como tablas de lavar, cántaros, lebrillos, barreños, etc. Así como los utilizados para ir a por agua, como los cántaros, las cantareras y las aguaderas. A esto se suma el patrimonio inmaterial como las técnicas y conocimientos relacionados con el lavado de ropa, fasees del lavado y el procedimiento para hacer jabón con el aceite sobrante.
Los lavaderos
El lavadero es un espacio construido exclusivamente para que las mujeres laven ropa, aunque los hay muy antiguos, proliferan como tipología arquitectónica al implantar las políticas higienistas en numerosos municipios entre finales del XIX y mediados del XX.
Con la construcción del lavadero, el agua se acerca a las manos y la posición de la mujer erguida mejorará las condiciones de la actividad de lavar ropa; donde la piedra dispuesta acorde al cuerpo posibilitará, al permanecer levantada, acompañar el ritual del lavado con conversaciones, confidencias, chismorreos y risas. Podría decirse que se trata del único edificio construido para las mujeres, lo cual le confiere una identidad propia.
Mientras el lavado en el río podía considerarse un espacio de libertad, la construcción del los lavaderos en un espacio cercano al trazado urbano o incluso en el centro de la población, supone un control hacia la mujer, ya que el lavadero suele ser un espacio abierto en el que ellas deberán estar trabajando. Por las características visuales de los lavaderos, las mujeres estará a expensas de la miradas desde fuera. Estas condiciones carentes de privacidad van a predisponer a determinadas mujeres a una falsa independencia y a una fiscalización de su trabajo. El lavadero supondrá una especie de regulación, para estar a expensas no solo de la posibilidad del control visual sino también del de la ocupación del tiempo de trabajo por el hecho de rendir cuentas y rentabilidad. De esta manera, la mujer está siempre localizada entre la casa, el lavadero, el campo y la iglesia.
Desde finales del siglo XIX, se establecieron en España las nociones de servicio y obra pública, al mismo tiempo que se declaró al suministro de agua servicio con carácter público. Los lavaderos públicos generalmente se ubicaban en suelos de propiedad comunal, cuya gestión y mantenimiento corría a cargo de los ayuntamientos, aunque también se constatan lavaderos de pilas de uso público pero cuya propiedad era particular y su gobierno privado.
Los lavaderos aparecen muy habitualmente vinculados a las fuentes, aunque tampoco faltan las pequeñas pilas de lavado anejas a los pozos. La solución más elemental es la forma de una poza, conectada al manantial o fuente, fruto de la regularización mediante excavación del terreno natural, donde en sus bordes se colocan losas de piedra, o las propias tablas de lavar. Otra organización pareja es la que se establece aprovechando pequeñas corrientes de agua, bien en pequeños arroyos o regatos naturales, bien en acequias o caces creados artificialmente, tanto para el riego como para abastecer a instalaciones hidráulicas, colocando unas piezas de piedra fijas para el lavado o unos apoyos de piedra o fábrica donde se apoyan las tablas de lavado. Otras soluciones más complejas son las vinculadas a las fuentes donde se crean pilas de lavado, habitualmente de planta rectangular, realizadas en fábrica, donde se disponen las superficies inclinadas de lavado tanto en los cuatro lados de ésta, como en los laterales largos. Sus clásicas superficies inclinadas pueden establecerse, en conexión directa con los propios pilones, alternando soluciones pétreas con fábricas enfoscadas, o separarse ligeramente de la fuente y el pilón para acondicionar una pila de mayor dimensión y comodidad, que se constituía en el espacio de las mujeres.
Lavaderos en la provincia de Cuenca
ALCALÁ DE LA VEGA – EL CUBILLO

ARCAS DEL VILLAR
Se localizan en el extremo nororiental del término municipal de Arcas del Villar, en las afueras del casco urbano, junto al camino de Olmedilla, en el margen derecho del río San Martín.
ARCAS DEL VILLAR – VILLAR DEL SAZ DE ARCAS

La acequia de riego que lo alimenta proviene de la Fuente del Pozo, que se encuentra ubicada a los pies del camino de la Fuente en la otra margen del arroyo de la Hoz de Guillomar. Todo el conjunto se encuentra por debajo del nivel del terreno. Las losas de lavado se disponen en la parte superior de la pilastra en forma de U.
BEAMUD
Este conjunto se localiza en el sector septentrional del casco urbano de Beamud, en la margen derecha del arroyo del Hontanar. Una fuente de descarga sobre una pileta anexa a un bebedero. Tras haber servido al abrevadero, el agua circula de forma subterránea hacia el otro margen del camino donde se encuentra el lavadero. De morfología rectangular, cuenta con dos filas de losas de lavado enfrentadas y está construido con piedra, ladrillo y cemento. Una techumbre de cemento sostenida por 8 pilares fabricados del mismo material cubren la pila de lavado.

BETETA. Lavadero de las Pilas
BUCIEGAS

BUENACHE DE ALARCÓN


El edificio fue erguido mediante mampostería, argamasa y antiguos ladrillos de caravista. La construcción alberga amplios ventanales en forma de arco en uno de sus laterales, mientras que en otro muro dispone de ventanas rectangulares de madera. En el exterior del edificio, bajo las arcadas, existe un abrevadero que alcanza unas dimensiones de 13,6 metros de longitud por 1 metro de anchura. El tejado es a dos vertientes, de teja árabe, y se sostiene mediante un sistema de vigas de madera. En su interior, la pila de lavado posee forma elíptica.
BUENDÍA

CAMPILLOS-PARAVIENTOS



CARDENETE
Del castillo brota el manantial de agua hacia el lavadero que se encuentra adosado al mismo.
CARRASCOSA DE LA SIERRA
CERVERA DEL LLANO
Pozo de Cervera del Llano, a su fábrica cuadrada la acompaña una pila de lavar tallada en bloque de piedra arenisca.
CHUMILLAS. Fuente Hontanilla
Este conjunto de elementos hidráulicos se localiza en el sector occidental del casco urbano de Chumillas, en un cruce de caminos, en la margen derecha del río de la Vega. La fuente, de tres caños, brolla sobre una pequeña pila que la circunvala.
CUEVAS DE VELASCO
El lavadero se remonta al siglo XVII, tiene forma octogonal lo que le hace muy original en los tipos de lavaderos. Construido en sillería y adosado a una fuente abrevadero. Por sus características, este lavadero debería tener algún tipo de protección especial. En el entorno se ha situado un abrevadero de nueva construcción y un área recreativa.
ENGUIDANOS
FUERTESCUSA

HENAREJOS
HONTECILLAS
El nacimiento se encuentra dentro de una caseta, la cual presenta dos grifos en uno de sus laterales. El caudal es extraído mediante un caño que cae en una pila circular. El lavadero es rectangular y cuenta con losas de lavado en tres de sus costados.

LA HUERGUINA
La Fuente Peñuela es un manantial con un pequeño lavadero
HUERTA DEL MARQUESADO
Un importante caudal de agua fluye a lo largo del lavadero que consta de 22 puestos de lavado. Ha sido restaurado, pero conserva su esencia original.
INIESTA
MIRA

LA PESQUERA
De planta rectangular dentro de un edificio, el lavadero está dividido por dos muros ortogonales, que cruzan la pila de parte a parte. En sus ejes y en medio del agua, arrancan dos pilastras que sirven de apoyo a la cubierta. Se crea un espacio de trabajo libre perimetral a la pila de lavado, abriendo en sus cuatro fachadas arcos de medio punto.

RIBAGORDA – SOTORRIBAS
SAELICES
La fuente de La Mar fue reformada en 1997, se emplaza al pie de un roquedo, en el borde de la población. Dispone de una fuente apoyada en un muro con perfil triangular coronado por una albardilla a modo de símil de frontón con tres pináculos. Los cinco caños abastecen a un pilón rectangular realizado en sillería que se une a un lavadero. Este consta de dos recintos, todo realizado en sillería.
SANTA CRUZ DE MOYA Lavadero municipal

SANTA CRUZ DE MOYA. La Olmeda
TARANCÓN. Fuente de la Plaza del Caño
El origen de Tarancón se encuentra en la ocupación de las zonas de las cañadillas limítrofes a la Fuente del Caño Gordo, manantial de agua que determinó el asentamiento de la población. Situada en una pequeña hondonada por la parte meridional de la muralla que rodea la iglesia parroquial, la conducción se remonta a la época árabe.
TONDOS (Pedanía del municipio de Cuenca)
La Fuente es el principal punto hidráulico en la población, puesto que sus aguas son utilizadas para el abastecimiento de los vecinos, el abrevado de ganado, el lavado de prendas y el riego de la vega inmediata al casco urbano. El manantial posee una inscripción de 1934 y cuenta con dos caños que vierten el caudal a una pequeña pileta. Desde ésta las aguas alcanzan un abrevadero largo y estrecho. Contiguo a éste se halla el lavadero, conformado por una pila rectangular y por losas de lavado en tres de sus lados, sólo falto de ellas el lateral colindante al estanque.
TORRALBA

UÑA
Se trata de una fuente con una importante obra civil que, en su tiempo, relizó la importante función de lavadero, hoy totalmente testimonial. Su construcción fue coincidente con toda la obra hidraúlica del pantano de La toba y el Sato de Villalba. Su fachada principal tiene tres caños metálicos dispuestos simétricamente y vierten en un pilón adosado a la base del muro. El agua atraviesa el frontal y llega al receptáculo que alberga el lavadero, en la otra fachada de la fuente. El lavadero tiene su perímetro cerrado con paredes y la cubierta es a dos aguas rematada con teja árabe. (esparvelcuenca.org)

VALDECABRAS

VALDECOLMENAS DE ABAJO
Encontramos dos soluciones, la más antigua consta de una fuente que sirve a un pilón-abrevadero situado bajo ella y apoyada en un alto muro de contención, creado en un fuerte escalón del terreno , y ejecutado en sillería y mampostería. El desagüe del pilón abastece, a su vez, a un lavadero descubierto.
En el otro extremo se dispone una fuente con pilón de factura reciente, cuyas aguas sobrantes sirven a un lavadero, cubierto a un agua, cuyos muros son pórticos constituidos a base de pilastras y arcos rebajados
VALDEMECA

Este conjunto hidráulico se sitúa en el sector meridional de Valdemeca, en la
margen izquierda del río homónimo y frente al paraje de las Veguillas. Consta de un manantial
y de un lavadero. El edificio de lavado es rectangular y cuenta, en cada uno de los lados, con 4 losas muy desgastadas por el uso. Se encuentra cubierto por una techumbre a una vertiente.
VALDEOLIVAS

VALDETORTOLA
VERDERPINO-HUETE

VELLISCA

VILLAESCUSA DE HARO
Desde el siglo XVIII existía en Villaescusa de Haro un lavadero público, conocido con el nombre popular de Las Balsas, se nutría del agua de la fuente de San Pedro. Se trata de un recinto rectangular cerrado al que se accede por los laterales. La forma interior es de patio cubierto con tejadilla soportados por columnas.


VILLANUEVA DE LA JARA
VILLAR DEL HUMO


VILLAREJO PERIESTEBAN. Lavadero Público
El caudal del lavadero procede del manantial de la Fuente Vieja, que surge
a 1,5 km del pueblo en la partida del Hontanar, y tras alimentar a la fuente pública de la
plaza nutre a dicho elemento. Este lavadero público fue construido con cemento alrededor
de 1920, aunque no fue techado hasta la década de los 60. Fue construido de ladrillos y
cemento, y posee un tejado orientado a una vertiente. El edificio tiene forma rectangular y
posee en dos de sus paredes laterales, aberturas que iluminan y ventilan la zona de lavado.
En el interior del edificio se encuentra la pilastra rectangular del lavadero que posee un
continuo de losas de cemento en sus cuatro costados.
VILLAREJO PERIESTEBAN. Lavadero de la Fuente del Espino
En Villarejo-Periesteban encontramos un segundo lavadero, el de la Fuente del Espino. Se localiza en el sector centro-oriental del término municipal, en la margen derecha del río Marimota. El caudal procede de la contigua fuente del Espino, agua que tras alimentar al lavadero vierte sobre
el curso fluvial del Marimota. El edificio, estrecho y alargado, ofrece una forma rectangular
y fue edificado con ladrillo y cemento. Presenta una puerta de entrada en un frontal del
mismo. En uno de los muros laterales aparecen cinco grandes aberturas que ofrecen luz y
ventilación. Su techumbre es a una vertiente.
VILLARRUBIO

VILLAS DE LA VENTOSA. Fuentesbuenas
Se trata de un manantial que es canalizado y conducido en forma de
«L» hasta el lavadero. Un lavadero de arquitectura popular, de forma cuadrada con pilas en todos sus lados y entrada de agua desde el canal. (Visitalaalcarriaconquense.es)
VILLAVERDE Y PASACONSOL

VILLORA

ZAFRILLA

LAVADERO DE LA FUENTE BLANCA Aldeanueva de Barbarroya (Toledo)
Se trata del único lavadero declarado Bien de Interés Cultural en Castilla La Mancha. Las primeras referencias documentales datan de finales del siglo XIX, cuando comienzan a adoptarse medidas destinadas a mejorar la salubridad de las fuentes y manantiales de la localidad. Posteriormente, y como fruto de estas disposiciones, se realizaría en 1923, una gran reforma de la Fuente Blanca para canalizar las aguas a través de una cañería y dotarla de varios pilones.
Son 64 pilas que presentan una forma volumétrica paralelepípeda con cajeado interior profundo, orificio de evacuación de aguas en uno de los laterales o en el frente y se adaptan al terreno mediante una o varias piedras que sirven de poyetes. Se aprecian inscripciones que hacen referencia a las iniciales de los nombres o apellidos de los dueños, ya que muchas de ellas son de propiedad privada.
El doble pilón se sitúa en el sector noreste del conjunto. Consta de un primer elemento de planta rectangular compuesto que presenta en su cara anterior la siguiente inscripción: 1923 Alcalde/Vicente/R. G. El segundo pilón es de planta cuadrangular y ambos elementos se comunican por medio de un pequeño canalillo.
REFERENCIAS
- Barberá Pastor, Carlos y Pardo Marín, Rosa. «El lavadero donde la mujer lava. Un espacio contradictorio y difuso en las políticas urbanas». En Feminismo/s, 32 (diciembre 2018): 23-47. Dosier monográfico: MAS-MES: Mujeres, Arquitectura y Sostenibilidad – Medioambiental, Económica y Social, coord. María-Elia Gutiérrez-Mozo, DOI: 10.14198/fem.2018.32.01
- Serafina Amoroso, Fermina Garrido. “Las mujeres y el agua: breves reflexiones, desde una perspectiva de género, sobre los espacios del lavado de ropa”, Scienze del Territorio, vol. 11, n. 1, pp. 76-87
- Confederación Hidrográfica del Júcar. Inventario. Selección del patrimonio hidráulico en el Alto Júcar conquense
- Confederación Hidrográfica del Júcar. Los regadíos históricos de Santa Cruz de Moya
- Sonsoles Arnao Carrera. “Mujeres, risas, arroyos. Las lavanderas del Tajo”. Actas del Congreso El Agua en la provincia de Toledo: historia, usos y retos para el futuro, 2018, págs. 330-345
- Cambil Hernández, María Encarnación; Gómez Román, Ana María; Díez Jiménez, Maribel “Educar el patrimonio con perspectiva de género desde la educación no formal: El proyecto Soleando el río de la vida”. Departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales. Universidad de Granada, 2022
- García Grinda, José Luis (2006). La arquitectura del agua. En: «La arquitectura vernácula. Patrimonio de la Humanidad». Diputación de Badajoz, Departamento de Publicaciones, Badajoz, pp. 157-282.
- García Grinda, José Luis (2005). La arquitectura auxiliar, complementaria y del común de la Mancha Alta Conquense. Asociación para el Desarrollo de la Sierra y Mancha Conquense, Cuenca.
- García Grinda, José Luis (2005). Arquitectura popular de la Alcarria Conquense. CEDER Alcarria y Colegio oficial de arquitectos de Cuenca.
- Acuerdo de 30/11/2010, del Consejo de Gobierno, por el que se declara Bien de Interés Cultural, con categoría de Sitio Histórico, el Lavadero de la Fuente Blanca, localizado en Aldeanueva de Barbarroya. D.O.C.M nº 236 de 9 de diciembre de 2010
















































